Sobre la falibilidad , la infalibilidad y el honor
Esta primavera pasada Lili y yo fuimos a conocer personalmente a una amiga vasca a la que tratábamos mucho por internet. Esta nos obsequio con un apabullante fin de semana en Bilbao y alrededores: charlas interminables, paseos inmejorables, excursiones inolvidables y un largo etc. que visto ahora parece imposible entrar en tan solo un fin de semana.
Es de una de esas excursiones de la que me gustaría hablar: San Juan de Gaztelugatxe. Impresionante península, que no deja indiferente a nadie que la visita. Tan impresionante como el lugar es el camino que te conduce a él, su belleza es realmente solemne. Y estando en lo alto del promontorio mirando al mar esta amiga nos obsequió con una historia ¿popular? ¿marinera? ¿vasca? Da igual.
Un hombre se embarcó en un carguero y tenía que pasar por aquellos parajes, que estaban infectados de canallas que se encargaban de hacer naufragar a las embarcaciones cuando había temporal con hogueras que remedaban falsos faros para apropiarse tanto de la carga de los barcos como de las propiedades que portaban las personas.
Hubo temporal y el barco naufragó. El hombre tuvo suerte y pudo llegar nadando hasta una roca algo alejada de la costa y así no convertirse en presa fácil de aquellos canallas. Se subió a la roca con sus rocas empapadas y aguantó en ella el agua fría de la lluvia, el frío de la noche, el hambre y el miedo de ver como maniobraban aquellos malhechores cada vez más cerca de él y todo ello sólo con la esperanza de que pasara el temporal y que algún barco lo avistara y salvara de aquella desesperada situación.
A los dos días capeó el temporal y al atardecer un barco de la Marina Real le avistó y le subió a bordo. Allí, una vez le hubieron proporcionado ropa seca y comida, el capitan quiso hablar con él y le preguntó:
— ¿No temblaste de miedo en estos días que has estado en la roca?
El hombre le miró con una sonrisa en su cara y le contestó
— Yo sí, pero la roca no tembló.
Los cimientos de un hogar no descansan en el suelo, no. Descansan en sus mujeres.
1 comment:
No termino de captar el mensaje, y bueno, la cita "Los cimientos de un hogar no descansan en el suelo, no. Descansan en sus mujeres." no concuerda demasiado con los tiempos que corremos.
P.D: No termino de entender el papel del honor en esta historia.
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