SOBRE MÍ

Debo decir cinco cosas sobre mí, o seis, bueno lo mismo me apaño con cuatro o necesito siete que tampoco está claro el tema del número. A ser posible significativas y que consigan hacer un retrato de mi, es casi imposible pero lo intentaré

Una.- Odio la hipocresía y la mentira. Hasta tal punto la odio que he llegado a dejar de tratar con las personas que me mienten. Prefiero que me digan una verdad que me duela de frente que no una medio verdad, o una mentira, “por no ofenderme”. A la larga ofende más la mentira. Si la mentira no tiene sentido entra dentro de la tontería sin más.

Dos.- No concibo la maldad y no concibo a la gente que es malvada. Existe una opinión, cada vez más generalizada, que todo vale si a cambio obtengo un beneficio. No. No todo vale. Para mi no vale hacer daño al prójimo. Dentro del prójimo entra cualquier ser vivo. Que tus actuaciones no dañen a nadie y si tienes dos maneras de actuar elige la que no dañe o la que menos daño haga a esas terceras personas que no conoces y que, por narices, saldrán perjudicadas.

Tres.- Cada vez me importa menos la opinión de cierta gente. Digamos que tengo la suerte de poder elegir en mi vida con quien trato en todos los niveles: profesionalmente, socialmente, etc. Pues he decidido, junto a mi pareja, “utilizar” este logro para elegir nuestras relaciones. Trabajamos y nos juntamos con las personas que nos caen realmente bien y nos permitimos el lujo de no relacionarnos con las personas que no queremos. De esas personas su opinión no me importa.

Cuarto. Creo en el honor y en la lealtad. Entiendo que una parte fundamental de una persona es su integridad y, dentro de esta, su palabra. Un compromiso es para cumplirlo.

Quinto. Me encantan los niños y la gente mayor. No entiendo a los que hacen daño a un ser desprotegido, los niños, ellos son el futuro de este mundo. Deberíamos educarlos y prepararlos para que no repitieran nuestros fallos, no permitir que pasaran calamidades ni que murieran. Con respecto a la gente mayor esta sociedad tiende a abandonarlos por “inútiles”, en realidad por malos consumidores, cuando son una fuente de sabiduría inagotable. Deberíamos fijarnos más en ellos, hablar más con ellos y aprender de sus errores que también los cometieron

bueno, me gusta más el calor que el frío y tomar el sol pero eso ¿es significativo?