“Vengo a visitar un lugar sagrado”
Leonardo Boff visitó el pasado 1 de Junio la parroquia de San Carlos Borromeo en Madrid y preguntado por la prensa del por qué de su visita contestó: “vengo a visitar un lugar sagrado”
Llevaba tiempo con ganas de hablar sobre la polémica de San Carlos Borromeo, pero mejor con reflexión y sin la pasión del momento ¿no? (Para el que no esté al tanto de la polémica simplemente tiene que visitar su página web y se enterará rápidamente)
Formalmente hay que darle la razón al Obispado madrileño, ¿cómo no? :) . Ellos tienen unas rígidas normas y el que no las cumple pues puede ser sancionado y entre las sanciones está el cierre de la parroquia: no se puede decir misa en vaqueros, no se puede dar la comunión sino es con hostias, etc. etc.
Pero ¿y en el fondo? ¿Tiene en el fondo razón el Obispado? ¿No tiene que predicar la Iglesia el Evangelio de una manera pura, sin desvirtuar la palabra en Él vertida y predicar con el ejemplo supremo: el amor al prójimo? Si contestamos que si a esta pregunta nos encontramos con un dilema en el tema de San Carlos Borromeo ¿tiene razón el Obispado en el fondo?
Personalmente creo que no
En estos tiempos que corren donde la Iglesia se queja de la falta de vocaciones, del alejamiento de la juventud de las iglesias, del cada vez menor número de personas que abrazan su fe lo que deberían es preguntarse como es posible que en el barrio de Entrevías de Madrid exista una parroquia que domingo a domingo llene y aún queden personas que sigan la misa desde la calle, incluso con lluvia; como es posible que ante la amenaza de cierre todo un barrio, casi una ciudad e incluso uno de los paladines de la Teología de la Liberación, entre otros, estén apoyándola.
Tal vez falte amor en la sociedad y cuando alguien lo derrocha asombra.
1 comment:
A mi lo que me molesta de la iglesia es el doble rasero por el que se rigen. Jamás olvidaré el día en el que no nos dejaron entrar en la Catedral de Barcelona unos guardias de seguridad más que estúpidos...a mí, a las chicas que iban conmigo y a gran parte de la cola que esperaba detrás nuestra, incluyendo dos abuelas con los respectivos carritos con bebés.
La iglesia necesita una gran remodelación, quizás otro concilio.
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